lunes, 14 de septiembre de 2009

Bajo el techo que no nombro


- Hola Paul

- Hola Villo, ¿ qué tal?

- Bien gracias ¿ y tú?

-Y sabes...

- Sí, ya sé. ¿Te han visitado mucho en estos últimos tiempos?

- No. Sabes que no me molesta, tampoco me produce ninguna desazón..je.

-Ya. me estaba acordando de tu libro ..."Millroy, el mago"

- ¡Qué memoria!! jaja, yo casi ni me acordaba.

- No es que esté permenentemenete acordándome, pero esta tarde me ha venido a la memoria y lo recuerdo con ese poder caústico, irónico de tus escritos...A tu Millroy, mago tan especial, de ternura pictórica con los niños y de virulenta y letal reacción para con los mayores que osan cuestionar alguna de sus excentricidades. Su magia es pura, como metal sin mixturas... Un antiheroe de esos que uno recuerda humanizado , precisamente por eso, por su poder de ser extravagante hasta parecer un humano con atributos...¿ es quizá una alegoría, una metáfora?

- Villo; la mayoría, todos los libros lo son. Son un poco nosotros, los escritores, donde mostramos carencias y "venganzas" en nuestra soledad donde podemos pecar a gusto y expandir nuestras debilidades hasta convertirlas en virtud...Ya sabes, en este libro...recuerdo, mi momento beligerante y redentor del espíritu historico y moral de EE. UU....

- La verdad es que la mesura, no va contigo; la especulación, la punzada crítica y desmitificadora te hacen que seas, en mi opinión, un narrador de la narración. Como hace tu mago Millroy comunicando a través de esta niña..e..

-......Jil ly Farina...

-Sí

-Oy e Villo una cosa:¿tú me conoces?

-No ¿y tú a mi?

-Yo a ti tampoco...

-Entonces .. . esta conversación¿?...

-- Ha brán sido otros dos.

No hay comentarios: